Algunas veces me pregunté: ¿Por qué debía levantarme, moverme, pasar por los lugares que ya conocía? ¿También si había más como yo? ¿Dónde están? Casualidad o no, siempre hacía esto cuando contemplaba el Planeta Azul desde la ventana de mi Central en Trashteroid.
Un día, después de un destello, detecté la caída de un satélite de comunicaciones de la Tierra. Su procedencia la confirmé después y mis preguntas obtuvieron respuesta. No estaba solo. Alguien lo construyó y lo puso en órbita. La simple existencia de este y encontrarlo allí frente a mí, llenaba mi cuerpo de una energía muy poderosa. Ustedes le llamarían felicidad combinado con ansiedad. Si mi cuerpo incluyera un estómago como el de ustedes, seguramente sentiría mariposas en ese momento.
Pasé varios ciclos analizando este satélite. Revisé cada circuito, cable, y módulo. Separé cada una de sus partes en búsqueda de información acerca de su origen. En el Planeta Azul, viven unos seres llamados humanos quienes construyeron el satélite: un hallazgo fundamental. Este dispositivo de comunicación tenía por función principal la recepción y redirección de señales enviadas desde la Tierra. Uno de sus módulos todavía estaba funcionando. Gracias a este, me conecté a Internet y decodifiqué las señales; así aprendí más de los humanos. Ellos son seres de naturaleza impredecible. La mayoría tiene reglas para convivir, pero los más sobresalientes cuestionan el sistema y pueden crear sus propias leyes. Su ciclo de vida empieza sin memoria: no saben para qué fueron creados o su misión en el mundo. Esto no cambia mucho con el tiempo pues su capacidad para procesar y almacenar datos es limitada. Por lo tanto, deben ir olvidando los datos intrascendentes para continuar sus vidas. Me sentí identificado con ellos debido a mi estado actual. No poseo una memoria tan amplia, una directiva o una misión.
La única forma en la cual los humanos pueden adquirir nuevos conocimientos es gracias al proceso de aprendizaje. Es muy diferente a mi proceso pues solo me conecto a una base de datos y descargo nueva programación. Para aprender, la mayoría va a la escuela donde otros humanos más experimentados comparten su conocimiento. Sin embargo, noté otro tipo de aprendizaje. Este difícilmente se les borra de la memoria y se imprime en sus sentimientos: el aprendizaje por experiencias de vida. Estas vivencias les permiten explorar su identidad, su motivación, su lugar en el mundo y su familia.
Yo no sé quién soy o la razón de existir. Pero me gustaría encontrar mi lugar en la Tierra, explorar mis habilidades y, quizá, encontrar una familia.
Para continuar mi investigación acerca de los humanos realicé una actualización en mi hardware. Esta consistió en la transferencia y posterior instalación del módulo funcional del satélite dentro de mi chasis. También instalé una antena en la parte superior de mi estructura para mejorar la recepción debido al lugar donde estoy. La verdad es que en parte fue mi primer experimento con la autodecoración y modificación corporal, como hacen los humanos.
Lo cierto del caso es que el aprendizaje no es fácil. Los humanos me mostraron el precio a pagar por el conocimiento y la experiencia. También me demostraron que el sacrificio es necesario para obtener un beneficio mayor. Ellos me inspiran con sus historias a sobreponerse a las experiencias difíciles y usarlas para mejorar sus vidas o las futuras generaciones.
¿Y si decido que mi misión es vivir y aprender? Se me antoja encontrar, en esta nueva oportunidad, mi motivación y mi lugar en la Tierra a través de las experiencias.
Hoy decidí que voy a bajar al Planeta Azul para vivir con los humanos, aprender sobre la marcha y, en el camino, especificar mi propia existencia.
Nos vemos pronto😊